
¿La ilusión? Eso cuesta caro.
A mí me costó vivir más de lo debido.
Juan Rulfo
Cuando hacíamos esa interminable cola no podía dejar de imaginármelo a Borges a mi lado diciéndo “¿Qué estupidez estás haciendo?”, pero lo negaba, y me consolaba a mi mismo diciendo “es el partido del siglo”. Dejen de engañarnos de una vez por todas con eso del partido del siglo, por que en la cola para Argentina Brasil, nos pegaron, nos robaron, pasamos 14 horas parados, bajo la lluvia, amontonados por policías que tenían la orden de no informarnos cuantas entradas venderían, por policías que llegaron 12 horas antes que comience la venta de entradas, mientras que 50 horas antes ya había mas de tres mil personas, y yo, que llegué al miércoles a las 3 de la tarde me quedé sin entradas, demás está decir que mojado, resfriado y con una impotencia interminable.
Maradona pidió 4000 entradas para repartir entre los jugadores, y con esta cifra ya se llena un 10% la capacidad del estadio, solo con “familiares y amigos” como el Diego dice. La barra brava de Newell’s, mientras yo y otras 3000 personas esperábamos que sean las 9 de la mañana para comprar nuestras entradas, llegó a las boneterías a las 4 de la madrugada (en caravana, ya que volvían de la bombonera), e intentaron hacerse lugar para estar primeros, pero negociaron amablemente con la policía y se fueron tranquilos, como para no sospechar de que les hayan dado entradas. A pesar del frío, la lluvia, la represión, a pesar de la gente que llegaba poco antes de que se pongan en venta y se metía delante de todo con total impunidad, nosotros estábamos ahí, yo ya sin ilusiones, pero mirando todo, no tanto con odio, sino con impotencia. Llegó nuestra hora, la hora tan esperada, íbamos a sacar nuestra entrada, la policía ya nos había dicho que la conseguiríamos, y, cuando estábamos por pasar a las ventanillas llegó una orden; un policía gordito y bigotudo, (ingeniosamente llamado “mario bross” por los hinchas aburridos) tomó su altavoz, y con una risita perversa en la cara, dijo “se terminaron las entradas populares”. Fue un segundo de silencio. La gente se llevó las manos a la cara, había llantos, tristeza, decepción, pero una cosa hay que dejar en claro, los únicos que teníamos derecho a estar mal éramos los que con las piernas dormidas por la espera seguíamos parados, y no aquellos ‘ingeniosos’ que llegaron horas antes de que se pongan en venta. De todas formas, la mayoría en conseguir ese polémico boleto fueron ellos, los vivos, los rápidos, los apuradores, ellos fueron quienes pisaron bebes, personas mayores, carpas, ellos fueron quienes robaron cosas que iban quedando en el piso por la estampida que se armó el jueves a las 18 hs, estampida organizada por ellos, pero con el apoyo de la policía, que lo único que hizo fue decirnos que no había mas entradas. Ahora, por lo menos, sin mi ticket y en mi casa, puedo decirle a Borges que tenía razón, y que se quede tranquilo, por que ni yo, ni mis amigos, ni las familias que acamparon con buenas intenciones dos días pretendemos ir a ese partido, partido organizado por los principales entes de la corrupción,
Fidel Maguna



2 comentarios:
muy bueno F. desde las entrañas mismas.
Saludos
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/16-2009-09-07.html
salio en el diario
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